Chile tiene una oportunidad privilegiada para hacer una contribución con una de las tecnologías con mejor proyección para abastecimiento de agua a gran escala, tanto para campos como la minería, como también para consumo humano.
El problema estructural de déficit de agua que enfrenta Chile es innegable y el impacto que está provocando la falta del vital elemento en algunas zonas del país, ya sea para el consumo humano, riego agrícola y fines industriales, está abriendo paso a la búsqueda de nuevas formas para conseguir el recurso hídrico.
La planta desaladora, que considera la utilización de agua desalada para el 100% del proceso minero, utilizará la tecnología de ósmosis inversa y tendrá una capacidad aproximada de 1.000 l/s de agua y requerirá 154 km de tubería de agua desde la planta a la operación de la mina Spence.
Las obras marítimas fueron diseñadas para sustentar como mínimo una producción futura de agua desalada de 163.350 m3/día equivalente a 1.890 l/s. A su vez, la planta tendría la particularidad de producir agua en escalones llegando hasta los 840 l/s alcanzando una producción de 2.177.280 m3/mes.